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El 28 de octubre de 1985, impulsado por mi abuelo materno, comencé a practicar algo que desconocía: "TaeKwon-Do". Mi instructor: Daniel Rossel, por entonces III Dan.
El inicio de un camino, un inicio como un juego. El dojang de la calle Yapeyú quedaba pegado al edificio en el que vivía mi abuelo, y a tres cuadras de mi casa.
En 1986 Sabon Daniel (había sido graduado IV Dan), cambió de lugar de enseñanza, y por mi corta edad tuve que dejar de practicar con él (ni mis padres ni mis abuelos me podían llevar al nuevo lugar, que quedaba en las calles Sarmiento y Pringles). Continué mi práctica hasta 1990 en el mismo lugar, hasta que decidí volver a practicar con mi primer instructor.
Unos años después rendí el ansiado examen para la categoría de I Dan.
Lamentablemente, a los dos años dejé la práctica de manera activa, cuando inicié la Facultad. En los trece años siguientes concurrí muy pocas clases, y de manera muy esporádica. Pero a principios de 2009 retomé el entrenamiento.
Aunque es muy difícil que tenga la misma habilidad, la misma destreza y la misma velocidad que tenía en 1995 (el último año que había practicado de manera regultar), cada vez que me en el vestuario saco el dobok de mi bolso experimento una sensación que es intransferible, y que no sentía cuando tenía 8, ni 10, ni 12, ni 15 años de edad.
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Hoy, con 32 años cumplidos, y 25 años después de haber vestido por primera vez el dobok, puedo decirles a todas las personas con las que hablo sobre "mi" arte marcial, es que una de las mejores cosas que hice en los últimos tiempos es haber retomado la práctica.
A mis actuales compañeros me permito darles un pequeño consejo: traten de no abandonar la práctica, siempre y cuando sientan hacer TaeKwon-Do. Aunque sea, traten de hacer una clase por semana. La unión que se forma entre la mente y el cuerpo cuando realizamos TaeKwon-Do es inseparable. Por experiencia propia, les aseguro que es difícil retomar las prácticas varios años después de haber dejado de asistir con regularidad.
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No puedo dejar de enviarle un abrazo muy grande a mi Maestro de toda la vida, Daniel Rossel.
El carnet que utilicé a lo largo de 1986, en el que figura el día de inicio de práctica, hace hoy 25 años.
Exactamente 25 años después, con mi instructor de ayer y hoy
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